martes, 4 de junio de 2013

Antonio José de Sucre (1795 1830) Un Libertario Integral por Eloy Reverón

Cuando pretendemos enfocar la visión de nuestro pasado desde una perspectiva revolucionaria transitamos un terreno fangoso, lleno de 
contradicciones esenciales que lejos de llevarnos a un destino de cambio, nos envuelve en una red que no estamos en condición de visualizar hasta tanto adoptemos la posición del arácnido. Luce muy revolucionario llamar anti-imperialista a un prócer de la libertad, podría ser hasta obvio; pero como todos los anti, terminan sepultando la esencia de los pro. El culto a los héroes ha sido la técnica utilizada por la clase dominante para conducir el proceso de consolidación de su hegemonía sobre los demás sectores de la sociedad.

Sucre nace en un momento histórico crucial para la historia del sistema mundo. Lo que Enrique Dussel califica como modernidad madura en el  Reino Unido y Francia, el despegue civilizatorio que a finales del siglo XVIII dejará por primera vez atrás a la cultura del valle del Yangzé en China y a Indostán. Es casi por azar que la Revolución Industrial generará una aceleración a nivel técnico instrumental que colocarán a Europa en posición favorable para ejercer su hegemonía, y contará con la Ilustración, como filosofía política que sólo con Hegel alcanzará su esplendor profundamente distorsionante y eurocéntrico, según las intensas y extensas investigaciones realizadas por el citado investigador.

De tal manera que corremos el riesgo de alejarnos del meollo del asunto cuando nos detenemos en exaltar la figura histórica del héroe. El riesgo que Enrique Bernardo Núñez se cansó de advertir ilustrando con el ejemplo del templo de Cirene, sin que el eco de su voz llegase a quienes pretenden conducirnos por la senda liberadora iniciada por un grupo de próceres muy valientes y audaces, pero incapaces de asimilar en conjunto, lo que en escasos casos particulares como el de Sucre, fueron capaces de obrar en consecuencia del cambio que en la estructura geopolítica mundial se estaba gestando desde finales del siglo XVIII.
Imperialismo como doctrina que justifica el dominio de un Estado sobre otro mediante el uso de la fuerza militar, económica o política es posterior al colonialismo con el cual se suele confundir, atribuyendo al primero solo el dominio político territorial. El imperialismo es posterior al colonialismo que está ubicado desde la primera expansión europea en 1492, pero este último, no borra completamente los efectos del colonialismo. Algunos lo definen como una fase más avanzada del colonialismo cuando varias potencias coloniales deciden repartirse el mundo durante el último tercio del siglo XIX, llevando esta competencia a la Primera Guerra Mundial.



Sucre fue asesinado para que el proyecto bolivariano perdiera su continuidad. Emergían nuevas formas de colonialismo, el imperialismo se consolidaría en la tercera mitad del siglo XIX. Tres días antes de la muerte del Gran Mariscal, el diario El Demócrata, de Bogotá señalaba que “tal vez Obando haría con Sucre lo que no hicimos con Bolívar”. 

Detrás de esta nueva estructura geopolítica que afincaba sus garras sobre los pedazos del imperio español recién desmembrado está la ideología política con matices de filosofía política con la que la Ilustración europea construye la justificación de su hegemonía, una fabricación ideológica y epistemológica que habían ocultado durante más de dos siglos y que se encuentra en pleno proceso de deconstrucción desde hace más de cuatro décadas, pero cuando el trabajo no ha terminado y comprendido, situación que impide a muchos, el libre acceso a la realidad global en que vivimos.

El tema está en que la atención por los personajes nos distrae del contexto total en la inmensa red de elementos que conforman la realidad histórica. Una visión históricaliberadora deberá trascender todos los estereotipos  prefabricados e impuestos por la cultura de dominación eurocéntrica, entender que la visión periférica debe ser transmoderna, significa desmontar el discurso de dominación y crear su propio vocabulario en función de la propia realidad.