miércoles, 3 de diciembre de 2014

Manifiesto de Cartagena Comentado por Eloy Reverón

El Manifiesto de Cartagena es el título utilizado por la historiografía tradicional  para dar a conocer un documento leído por Simón Bolívar ante el Congreso de Nueva Granada en la Ciudad de Cartagena de Indias, el cual está registrado como Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño  Ese caraqueño no es otro que Simón Bolívar. Un hombre de ideas liberales que llegó para ofrecerse y seguir luchando por la Libertad amenazada por el enemigo común, los españoles monárquicos. Esta memoria, según algunos testimonios, y la lógica cronológica, fue redactada en la biblioteca privada del abogado Mordechai Ricardo, su anfitrión curazoleño durante su destierro en aquella isla. La Memoria fue presentada el 15 de diciembre de 1812.



Simón Bolívar, un joven oficial al servicio de la Primera República de Venezuela, después de haber dejado perder la Plaza de Puerto Cabello, principal fortaleza estratégica de la República bajo su responsabilidad, termina exiliado en Curazao, recién después de haber cumplido los 29 años de edad.


Después de superar la crisis depresiva que puso en manifiesto en misiva que le dirigió a su general Francisco de Miranda, después de la pérdida de la Primera República logró pasaporte para abandonar el país y encontrar refugio en Curazao; logra pasar de lo peor que hasta ahora le había deparado la fatalidad para transformar  su derrota militar en un elocuente acto político, dejando atrás al soldado derrotado, y traicionado por los oficiales a su mando.

Digo elocuente político porque su discurso logró convencer al Congreso, y depositar en él su confianza para dirigir una campaña que comenzó en el Río Magdalena hasta la población de Cúcuta, frontera con Venezuela. Después de demostrar sus habilidades, recibió la autorización firmada por Camilo Torres para proceder a invadir el territorio venezolano, y realizar una campaña que lo hizo recorrer las poblaciones andinas y los Llanos hasta llegar por el centro del país, hasta la ciudad de Caracas, ciudad donde su campaña fue calificada de Admirable y su persona elevada al rango de Libertador de Venezuela.

Presentó un discurso dividido en 39 párrafos, que a su vez podemos separarlos, para efectos de lo que podrá ser más adelante, para el posterior  análisis de su contenido, en dos partes. En los primeros 26 párrafos, los dedica a señalar las causas de la caída del Gobierno venezolano, como preámbulo, para que el Gobierno neogranadino, viera reflejado el peligro que corría ante las amenazas comunes que afrontaba aquel Gobierno; y en la segunda parte, argumenta la propuesta de invadir a Venezuela.

El documento comienza señalando el objetivo de libertar al Gobierno de Nueva Granada de la terrible destrucción que padeció el Gobierno Venezolano. Se identifica como un caraqueño liberal dispuesto a ofrecer sus servicios militares por la Independencia.

Comienza anunciando que iba a señalar las causas de la destrucción de Venezuela y advertir a los gobiernos de América que sufren vicios semejantes a los venezolanos, los cuales los pueden llevar a sus respectivas destrucciones, las cuales identifica con la falta de unidad, solidez y energía, haciendo énfasis en que el error más consecuente fue la debilidad, la tolerancia y la ineficacia.

Argumentó que esa insensata debilidad se manifestó en la actitud manifiesta ante Coro, la cual se declaró insurgente y se comportó como enemigo, sin que La Junta Suprema le aplicara la respuesta adecuada para detenerlos a causa de un trastorno moral o subversión de principios y cosas  por la aplicación errónea de los códigos ajenos a la ciencia de Gobernar, para lo cual ofrece varios ejemplos.

Hace énfasis en la impunidad que gozaron graves delitos de Estado contra la salud pública como subversión a los principios señalados anteriormente. Señala que la aplicación de doctrinas filantrópicas que protegen la integridad de la vida llevadas al extremo se convierte en clemencia criminal, la cual destruye gobiernos y trae consecuencias como las traídas por la tolerancia ante delitos de lesa patria.

También se refiere a errores político militares en cuanto a la disposición de milicias en lugar de ejércitos entrenados para la defensa por andar aplicando de manera mecánica, los preceptos idealizados del mundo griego, sin considerar las diferencias entre aquel mundo y el de ellos, en cuanto a la máxima clásica que los ciudadanos son los mismos que la defienden.

Toca el tema de las rivalidades que surgen entre ciudades a propósito del levantamiento de los canarios de Valencia contra el Gobierno de la Primera República. Critica el gasto burocrático excesivo y la emisión de papel moneda sin las respectivas garantías y los señala como el golpe mortal a la República porque las garantías eran las de una imaginaria, amén de que las debilidades que surgen de la federación en tiempos difíciles. Aunque reconoce las virtudes de perfección en el sistema federal, lo consideró opuesto a las naciones nacientes acostumbradas a vivir en sistemas donde no pueden adquirir las virtudes de un verdadero ciudadano.

El sistema federal no lo encuentra siempre adecuado, sobre todo, en un lugar rodeado de facciones intestinas y de una guerra exterior. Es menester ubicarse en las circunstancias de cada caso según merezcan la seguridad o los peligros, siendo las leyes inútiles cuando no se ha podido restablecer la paz y la felicidad. Coloca el ejemplo de la pérdida de la plaza de San Carlos, por la tardanza burocrática en torno a la pugna de poderes locales y centrales a la hora de tomar la decisión. Completa esta idea con la advertencia del peligro que acecha a nuestros Gobiernos americanos.

Afirma que La división y el espíritu de partido hicieron más daño que las armas de los españoles. Afirma que el terremoto de marzo de 1812 no hubiese significado la ruina total si hubiese contado con una autoridad centralizada para obrar con rapidez y eficiencia. Complementa con la premisa de si hubiera habido un gobierno sencillo en lugar de una confederación lánguida e inconsistente, estuvieran gozando de la libertad.

Antes de colocar en fila, el resumen de las causas de la caída del Gobierno, critica la participación de los eclesiásticos después del terremoto para motivar la rebelión de las ciudades y la introducción de enemigos del país, así como la impunidad que contaba con la confabulación del Congreso en la revuelta de Valencia donde hubo más de mil muertos, sin que la justicia pidiera cuenta.

Termina la primera parte de su exposición afirmando que las causas de la caída de la República deberán servir de espejo útil para los Estados que pretendan conservar su libertad, y para la seguridad del propio gobierno neogranadino.

En la segunda parte orienta su batería discursiva  al propósito de su presencia ante esa institución, convencer al Congreso le autorice y le apoye para llevar a cabo la reconquista de Caracas con el estratégico argumento de la propia seguridad del Gobierno neogranadino.  Negándose en positivo, argumenta que la alternativa de una campaña militar es costosa, pero que no podía eludir la necesidad de ponerla en marcha.

Bolívar los coloca de cara a la misma realidad en que se encontraba Caracas cuando no respondió a los enemigos  de Coro con prontitud cuando no se habían fortificado, se extiende ampliando el argumento de no haber extirpado al enemigo cuando estaban a tiempo y con la facilidad de hacerlo para evitar los males sufridos por Caracas. Señala el peso moral que ejercen ciertas minorías por el peso moral que ejercen sobre las mayorías como el Clero siempre adicto al despotismo, y los europeos que viven entre nosotros y la opinión inveterada de cuantos ignorantes y supersticiosos quienes apenas un oficial traidor llamase al enemigo, para que se desplomase todo lo construido, tan solo por el golpe de un hombre.

El discurso persuasivo se expande a las elucubraciones de lo que podía estarse cociendo entre las potencias. Las posibles alianzas entre Francia y España, con los temibles y experimentados artilleros franceses que todavía no habían encontrado su Waterloo. O de los ansiosos  oficiales españoles por regresar a recuperar sus dominios.

Antes de terminar de persuadir a los conciudadanos de Cartagena de las realidades políticas de finales de 1812 expone el supuesto de un fallecimiento de la fuente del poder colonial al expirar la Península, ellos refugiados en América no dejarían a un lado su influencia religiosa, sus prestigios, y otras habilidades que podemos deducir en su presencia. De igual manera advierte que en los puertos principales de Venezuela recibirían con los brazos abiertos aquellos tránsfugos, refiriéndose probablemente a los españoles fugitivos del dominio napoleónico sobre España, y podemos imaginar el tipo influjos coloniales que arrastrarían.

En el párrafo trigésimo cuarto advierte de una proyección geopolítica que tuvo lugar años más tarde con la invasión que sobre Margarita y la misma Cartagena recayó con las escuadras enviadas al mando del general Pablo Morillo, y que además podrían acompañarlo personas que podrían mover esos resortes de la seducción y del fanatismo, como en efecto sucedió con alguien que acompañó a Morillo desde España, Me refiero a Feliciano Montenegro y Colón.

En los últimos párrafos, ya define la propuesta concreta: pacificar nuestras provincias significa  estar listos para enfrentar los enemigos foráneos, sobre todo pintarles el panorama de que si mantenían la guerra fuera de sus fronteras estarían, en cierta forma garantizando la propia seguridad. Va terminando con algunos argumentos como que los monárquicos se estaban debilitando por debilidad de los criollos, y eran insuficientes para guarnecer ciudades patrióticas, y que sobre todo al llegar a Venezuela, se le sumarían los patriotas locales.

Finalmente presentó dos alternativas para tomar la iniciativa de la guerra. Una era desde Santa Marta hasta Maracaibo y a Barinas por Cúcuta. Corramos a romper las cadenas de aquellas víctimas que gimen en las mazmorras , siempre esperando su salvación de vosotros; no burléis su confianza; no seáis insensibles a los lamentos de vuestros hermanos. Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido, y libertad a todos.   

Lo interesante es que el hombre de las dificultades, emerge como el ave Fénix, a iniciar un recorrido a lomo de bestias, y con tanta inquietud por los fines que se había trazado, que salvo durante los siete meses que estuvo en Jamaica, cuando se detuvo, lo hizo para siempre.

Para los efectos de quienes siguen nuestros cursos sobre pensamiento bolivariano,  Teoría Bolivariana de la Historia, y Visión Estratégica de la Histórica, está cumplida la primera etapa propuesta para la lectura analítica del texto. Hemos identificado las ideas principales de los 39 párrafos en que dividimos el documento, y rearmamos un resumen con las ideas principales de cada párrafo. El texto estará listo para la etapa analítica.


 E. Reverón 3 12 2014