Es necesario establecer la realidad histórica como punto de partida para el desarrollo de un análisis estratégico - político de seguridad y defensa integral. La realidad política no puede venir de una visión fantasiosa de la historia. Pensemos en la teoría de la historia de liberación que parte de la praxis revolucionaria de Simón Bolívar.
La Oligarquía conservadora restauró el control político que había perdido con la caída del régimen monárquico como consecuencia de la explosión social que se comenzó a gestar en Venezuela a partir de 1811, (la cual fue reconducida por el talento político de Simón Bolívar) hacia los españoles y canarios que no participaran activamente en pro de la independencia mediante el célebre Decreto de Guerra a Muerte. Pensemos en lo que sucedió cuando los godos restauraron el control parcial al desintegrar a la Gran Colombia para establecer la Oligarquía conservadora en 1830.
El control económico que ejercía la metrópoli española quedó en manos de los británicos, quienes además de financiar y endeudar a las nuevas republiquetas*, controlaban el comercio marítimo y mantenían a raya los constantes intentos de reconquista por parte de la Armada hispana provenientes de las islas Quiqueya, Borínquen y Cuba, bajo el control de los godos. ¿Independencia o cambio de amo? Volvamos Simón Bolívar.
Después de siete meses reflexionando sobre la realidad histórica reciente que expresó en las Cartas de Jamaica, y de entrar en contacto con el ejemplo que había dado Haití desde 1804, Simón Bolívar reasume el mando, con una conciencia revolucionaria más despejada, después de haber internalizado lo que entonces llamaban guerra de colores, y que hoy definimos como lucha de clases; es entonces cuando Bolívar comienza a vislumbrar la realidad histórica de lo que había sido el proceso de emancipación. Los siete meses de refugio en Jamaica dieron frutos, el genio político no viene de la nada como pretenden los que rinden culto a un Bolívar semi dios del Olimpo de la Patria.
Simón reasume la táctica para la conquista del poder, desde una estrategia mejor pensada, ya no es el Decreto de junio de 1813, es la visión integral de la guerra sin desvincularla de la política internacional. En ese 1815 se comienza a definir una nueva realidad histórica en el balance de poderes metropolitano. Napoleón no constituye la misma amenaza para España y Gran Bretaña.
Gran Bretaña comenzará a exportar mercenarios e instrumentos de guerra sobrantes de las guerras napoleónicas, a créditos amparados con algunos latifundios como garantía de fianza. Una clase mercurial comenzará a instalarse en los puertos continentales, los comerciantes antillanos establecerán sus familias en tierra firme.
Ahora podremos observar una nueva relación de fuerzas en la dirección de los vectores que identifican las fuerzas de acción dominadora y reacción liberadora. Esta será una relación más o menos constante hasta el bloqueo de las costas venezolanas en 1903.
No podemos terminar esta reflexión sin antes llamar la atención a una realidad histórica que estuvo a punto de reeditarse en 2002 2003. Apenas España reconoció la independencia de Venezuela, los mineros ingleses hicieron más notable su cruce hacia esta rivera del Esequibo vibrador. Refinanciaron nuestras deudas y nuestras guerras. Mientras nos manteníamos ocupados peleando entre conservadores y liberales, ellos avanzaban la explotación de minerales en nuestro territorio. Esta es la realidad histórica que discute la teoría de la historia de la Revolución Bolivariana.
Mientras Venezuela sea depósito de extraordinarios recursos naturales, siempre habrá buitres esperando las debilidades que se derivan de la inestabilidad interna.
*Así llamó Simón Bolívar a los estados de la fraccionada Gran Colombia.
La Oligarquía conservadora restauró el control político que había perdido con la caída del régimen monárquico como consecuencia de la explosión social que se comenzó a gestar en Venezuela a partir de 1811, (la cual fue reconducida por el talento político de Simón Bolívar) hacia los españoles y canarios que no participaran activamente en pro de la independencia mediante el célebre Decreto de Guerra a Muerte. Pensemos en lo que sucedió cuando los godos restauraron el control parcial al desintegrar a la Gran Colombia para establecer la Oligarquía conservadora en 1830.
El control económico que ejercía la metrópoli española quedó en manos de los británicos, quienes además de financiar y endeudar a las nuevas republiquetas*, controlaban el comercio marítimo y mantenían a raya los constantes intentos de reconquista por parte de la Armada hispana provenientes de las islas Quiqueya, Borínquen y Cuba, bajo el control de los godos. ¿Independencia o cambio de amo? Volvamos Simón Bolívar.
Después de siete meses reflexionando sobre la realidad histórica reciente que expresó en las Cartas de Jamaica, y de entrar en contacto con el ejemplo que había dado Haití desde 1804, Simón Bolívar reasume el mando, con una conciencia revolucionaria más despejada, después de haber internalizado lo que entonces llamaban guerra de colores, y que hoy definimos como lucha de clases; es entonces cuando Bolívar comienza a vislumbrar la realidad histórica de lo que había sido el proceso de emancipación. Los siete meses de refugio en Jamaica dieron frutos, el genio político no viene de la nada como pretenden los que rinden culto a un Bolívar semi dios del Olimpo de la Patria.
Simón reasume la táctica para la conquista del poder, desde una estrategia mejor pensada, ya no es el Decreto de junio de 1813, es la visión integral de la guerra sin desvincularla de la política internacional. En ese 1815 se comienza a definir una nueva realidad histórica en el balance de poderes metropolitano. Napoleón no constituye la misma amenaza para España y Gran Bretaña.
Gran Bretaña comenzará a exportar mercenarios e instrumentos de guerra sobrantes de las guerras napoleónicas, a créditos amparados con algunos latifundios como garantía de fianza. Una clase mercurial comenzará a instalarse en los puertos continentales, los comerciantes antillanos establecerán sus familias en tierra firme.
Ahora podremos observar una nueva relación de fuerzas en la dirección de los vectores que identifican las fuerzas de acción dominadora y reacción liberadora. Esta será una relación más o menos constante hasta el bloqueo de las costas venezolanas en 1903.
No podemos terminar esta reflexión sin antes llamar la atención a una realidad histórica que estuvo a punto de reeditarse en 2002 2003. Apenas España reconoció la independencia de Venezuela, los mineros ingleses hicieron más notable su cruce hacia esta rivera del Esequibo vibrador. Refinanciaron nuestras deudas y nuestras guerras. Mientras nos manteníamos ocupados peleando entre conservadores y liberales, ellos avanzaban la explotación de minerales en nuestro territorio. Esta es la realidad histórica que discute la teoría de la historia de la Revolución Bolivariana.
Mientras Venezuela sea depósito de extraordinarios recursos naturales, siempre habrá buitres esperando las debilidades que se derivan de la inestabilidad interna.
*Así llamó Simón Bolívar a los estados de la fraccionada Gran Colombia.