domingo, 17 de febrero de 2013

Habemus Papam Eloy Reverón


¿Precognitorio el film de Nanni Moretti? ¿O mejor dicho claro en cuanto a la realidad histórica? ¿Una revelación del trasfondo espiritual de la crisis económica y política de una cultura de dominación instaurada desde 1492? ¿La agonía de la última monarquía absoluta de la historia.? ¿Crisis de la Fe? 

Nanni Moretti
1953

http://www.imdb.com/name/nm0604335/
Moretti atrajo la atención de la prensa durante los albores del rodaje de su última película cuando la Iglesia atravesaba por una crisis vinculada a los episodios de pedofilia registrados en los últimos años. Una expectativa superficial cuando se toma en cuenta que el director italiano estaba vinculado a la génesis de los indignados hace ya más de una década cuando apreciaba una realidad encubierta por los intereses económicos que no se resignan ante el derrumbe de la dictadura del dinero.

Stéphane Hessel 1917
Resulta que cuando interrogaron a Stéphane Hessel (1917) para saber quién ejemplificaba mejor a la indignación en Italia, el célebre pensador le respondió que Nanni Moretti, no tanto por su trabajo El Caimán (2006), sino por sus actividades anteriores a aquel Film. Pero más allá de pensarlo como un precursor de los indignados, nos queda su habilidad para describir una realidad del Vaticano que gana la atención de noticia histórica en pleno desarrollo como lo es sin duda la renuncia del Papa, la cual tiene varias lecturas.

La coincidencia entre el Papa de Moretti con Josehp Ratzinger es que ambos renuncian ante la toma de conciencia frente a una realidad que no se sienten aptos para afrontar como representantes directos de Dios sobre la Tierra. El primero intuye esta realidad, no tanto cuando lo anuncian como el Papa que habemus, sino cuando pasa de incógnito por la ciudad. El segundo renuncia después de su labor como demoledor de una Iglesia en la que se podía creer.

Desde su cargo de presidente de la Santa Inquisición, adaptada a las posibilidades del siglo XX con el nombre de Congregación para la  Doctrina de la Fe, actuó como artífice del desmontaje operativo de la Teología de la Liberación. Pero más allá de las teorías conspirativas surgidas tras la repentina muerte Juan Pablo I, a tan solo 33 días después de haber sido anunciado desde el balcón del Vaticano. Allende está la Iglesia que pudo haber sido y no fue, gracias a la férrea voluntad de ese renunciante promotor de la iglesia de los ricos. En ese paseo por la realidad se encuentran ambos pontífices, el del film por infalible convicción de que no es infalible: renuncia. Mientras que el de la vida real frente a la realidad que tener que reconducir la Iglesia como Papa, hacia el rumbo donde la había desviado siguiendo los lineamientos de los  intereses políticos y económicos de los poderosos en tiempos de la Teología de la Liberación.

El paseo citadino del Papa cinematográfico equivale a un paseo de Ratzinger por la realidad histórica de la cristiandad que él ha construido opuesta al cristianismo donde aquel Cristo que se hizo hombre pobre para liberar a los pobres de la tierra, murió ejecutado por los poderosos intereses amenazados por la resistencia pasiva del Nazareno.

Imágenes como la de la Africana saliendo de la playa para ser víctima de la explotación por el capitalismo salvaje; el perdón que inútilmente pediría su predecesor a la Indianidad por los atropellos propiciados durante la conquista de América; la declaración de quiebra por parte del banco de inversión Lehman Brothers; la mentira maloliente del neoloberalismo; pero sobre todo, el panorama actual de una realidad que derrumba toda la farsa montada para justificar medio milenio de dominio y supremacía que es negada por la misma realidad.

No recuerdo si fue hace más de medio milenio que un Papa no renunciaba, pero dudo que hoy seamos más civilizados que entonces. Los problemas de la fe están bajo el ojo crítico de los fieles. La diferencia es que antes nos quemaban en la hoguera por expresar lo que pensábamos del Papa. No pongo en duda la santidad del personaje, pero coincido con el cineasta cuando veo al padre Raztinger con un corazón incapaz de soportar los embates de la falta de fe. Es el problema esencial por el cual estaría pasando mi corazón si yo estuviera en las “sandalias del pescador”.

Según me explicaba el padre Pablo Mezquita, mi instructor de catecismo (y de matemáticas) en el colegio de los PP Mercedarios. El principio de infabilidad del Papa es una virtud teologal recibida por un misterio de gracia divina, como verdad establecida que debemos creer pero no podemos entender porque es superior a la inteligencia del hombre. Por semejante gracia el representante de Dios en la Tierra no se equivoca porque de él mismo mana la iluminación proveniente del Espíritu Santo, o tercer aspecto de las tres divinas personas que se concentran en el gran poder de Dios. Hoy lo recuerdo con cariño, no porque me hubiera enterado que ya no está entre nosotros, sino porque hoy me pregunto: ¿Porqué si he creído en todos los axiomas matemáticos y me he servido ciegamente en el valor de π (3,1416)? ¿Si tampoco me he ocupado de en entender la esencia de la cuadratura del círculo? ¿Porqué me había constado tanto entender por qué un Papa  no puede equivocarse?

Albino LucianiJuan PabloI
1912 1978
La respuesta es muy sencilla: un asunto de Fe, con mayúscula. Como virtud teologal. Allí es donde el contexto histórico me permite entender, desde el punto de vista de un santo padre el aprieto en que se encuentra. Es para romperle el corazón, no a un octogenario, sino a un campeón olímpico en la cúspide de su carrera. Recordemos a Juan Pablo I, el de la bella sonrisa, el de la sonrisa divida. Gobernó el Vaticano apenas 33 días.

Pablo VI
En el Concilio Vaticano II
Miles fueron las teorías conspirativas que no pudieron explicar aquel designio del señor. Su muerte fue una verdad que podemos creer porque lo encontraron tieso. Pero no podemos entender porque es superior a la inteligencia humana. Este benigno sacerdote, cuyo lema papal fue la humildad, fue el primero en negarse a que lo levaran en la silla gestatoria, así como a negarse a utilizar la triara, suerte de corona de origen persa que enviste más como monarca bizantino que la humildad del Jesús al cual estaba representando. En su breve paso por el trono de Roma propuso destinar el 1% de las limosnas, a la iglesia de los pobres del Tercer Mundo, llamó la atención al dictador de turno en Argentina por el Terrorismo de Estado en su país, pidió rezar por los acuerdos de Camp Davis y más allá de especulaciones sobre su muerte… se vislumbraba como un continuador del acercamiento de la Iglesia a la opción por los pobres, había estado presente en el Concilio Vaticano II y se especulaba que su pontificado estaría orientado a consolidar los alcances del citado Concilio.

Ignacio Ellacuría
(1930 1989)
En este punto me detengo en cómo quedaría mi fe después de haber influido sobre su pupilo Woitila para desmantelar la Teología de la Liberación, de haber dado el giro de timón que dio la Iglesia durante los dos últimos papados frente a la realidad histórica del neoloberalismo en América Latina durante los 80, y ahora ver a Europa en una crisis que representa el derrumbe de los preceptos de la modernidad y de la posmodernidad, de la era que iniciaron derrotando a los persas en Lepanto con el tesoro de Moctezuma, justificando durante medio milenio, el ego conquisto con el eufemismo de evangelización. Un noble corazón como el de Ratzinger no puede soportar tan cruda realidad histórica como tal vez pensaría el mártir cristiano de la Iglesia de los pobres, San Ignacio Ellacuría, quién al igual que el santo doctor José Gregorio Hernández no mereció para ellos ser santo, quizás por andar como Juan Pablo I, con aquel “sacrilegio” de la opción por los pobres.

Comenzando habíamos dicho que el asunto del problema de los pederastas y la actitud casi indiferente de las autoridades papales o que se suscitara un escándalo por las preferencias sexuales de personalidades con investiduras de santos como causa de la renuncia papal, seguimos afirmando que son banalidades. Más que un asunto trivial es confundir las consecuencias con la causa primordial. No es el simple hecho que nadie se inmole por la religión romana como en los tiempos del circo, o que cualquier cantidad de musulmanes y hebreos estén dispuestos a volar con dinamita por su religión. No, la causa primordial debe buscarse en la decadencia de la modernidad y del cadáver insepulto de la postmodernidad. Es el derrumbe de la única monarquía absoluta que ha sobrevivido hasta el siglo XXI.
Helder Cámara
1909 1999

Frei Betto
 1944
Es hora de tomar en cuenta lo que Frei Betto recordaba del arzobispo Helder Cámara (1909 1999), cuando propuso donar la Ciudad del Vaticano a la UNESCO y mudar el cónclave de cardenales a uno de los barrios de Río para enfrentarse con la realidad de la gran mayoría de los cristianos, seguidores que un líder que fue preso político del imperio romano, torturado y crucificado por decir que era hijo de Dios y se había hecho hombre pobre para liberarlo. Es hora de que nos bajemos de esa nube aquellos que creemos que el hombre renuncia porque tiene vergüenza por los escándalos bancarios o que está muy cansado, es que el cristianismo sólo tiene sentido en un lugar donde queden pobres por liberar.  

Caracas, 13 febrero de 2013 

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