martes, 12 de marzo de 2013

La cuarta raíz cristiana de la teoría chavista Eloy Reverón


Colocando el Árbol de las Tres Raíces a la luz de la praxis revolucionaria del comandante Hugo Chávez, se asoma una raíz más profunda compartida desde su esencia pueblo. Sus raíces cristianas compartidas con sus hermanos que desfilan durante horas para hacerse la señal de la cruz frente a sus restos mortales.

Quisqueya 21 de diciembre de 1511
Esa raíz cristiana identificada muchas veces con la Teología de la Liberación tiene sus raíces protohistóricas en el Sermón de Montesinos. 

Denunció la Conquista de América como un pecado mortal. Se fundamentó en la forma tan brutal como se explotaba la mano de obra aborigen. 
Dentro de los encomenderos hubo uno a quien las palabras de fray Anton le hicieron tomar los hábitos para convertirse en el primer indigenista. Más adelante discutiremos la forma como el indigenismo evolucionó hasta el Indianismo. Ahora presentamos el texto del Sermón que nos permite observar la Conquista de América como un pecado mortal. En esta caso colectivo. Enrique Dussel lo cataloga como Proto historia de la Teología de la Liberación.

Ego vox clamantis in deserto

Para daros a conocer estas verdades me he subido aquí yo, que soy la voz de Cristo en el desierto de esta isla. Y, por tanto, conviene que con atención no cualquiera, sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual voz os será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y espantable y peligrosa que jamás no pensasteis oír.

Esta voz os dice que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes.

Decid: ¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus tierras mansas y pacíficas donde tan infinitas de ellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades en que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? Y ¿qué cuidado tenéis de quien los adoctrine y que conozcan a su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos?

¿Éstos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto que en el estado en que estáis no os podéis más salvar que los que carecen y no quieren la fe de Jesucristo.

Fr. Antón de Montesino O.P.
21 de diciembre de 1511

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